Sesión
del 12 de enero de 2015
Nos habíamos citado hoy
para hablar de la Generación del 27, pero como asunto previo, y a propósito del
reciente atentado contra “Charlie Hebdo”, Manolo propone dedicar un tiempo para
debatir el asunto. Y para estimular el debate, se pregunta: ¿Por qué está
prohibida la risa? Entre las opiniones más distantes, la una: “Teniendo en
cuenta que la religión es una necesidad vital para un muchos, se debería haber
evitado herir sensibilidades con las viñetas publicadas; todo derecho tiene un
límite, incluso la libertad de expresión”.
A la otra: “Si yo tuviese la destreza y el valor suficiente, yo misma
habría dibujado y publicado esas viñetas; la única arma que tiene el mundo
occidental para contrarrestar los fanatismos religiosos es el lápiz”, los contertulios van desgranando ideas que no
son sino matices de una misma partitura y que, en su conjunto nos enriquece la
visión del problema:
Como dice Savater:
“Todas las personas son respetables, pero no todas las ideas merecen respeto”. Hay
que perder el respeto a lo sagrado. La risa es una necesidad. Se han puesto en
un altar algunos mitos, que se reclaman inviolables, y olvidamos que nuestra
sociedad civil se basa en tres principios: Grecia, Roma y el Cristianismo,
consustanciales con la creación de este mundo.
No se puede ceder el control de lo que se puede decir o lo que se debe
callar. El único límite es la ética del dibujante (Por cierto, ¿por qué se
puede tolerar algo escrito, un tratado, pero no algo gráfico, un simple
dibujo?). El Islam no permite la iconografía y algunos quieren imponer su
visión y sus creencias al resto del mundo. El problema es que en los países
islámicos no hay separación entre Iglesia y Estado y así, la Justicia no cumple con su misión de
satisfacer demandas civiles o penales entre individuos, como forma de dirimir
agravios. El límite es el Derecho, el problema es que Oriente y Occidente lo
entienden de manera distinta. Pero en
realidad, los fanáticos devenidos a terroristas, como se ha visto en esta
ocasión, no son si no la excrecencia de esta propia sociedad occidental;
inadaptados e ignorantes, buen caldo en el inculcar fanatismo, que tergiversa
las ideas y obedece a la sinrazón. La religión para ellos no es sino una
excusa, primero de todo son criminales. Aunque hay que reconocer que el propio
occidente ha contribuido a alimentar el monstruo mediante intervenciones
militares, ventas de armas y algunas ayudas sectoriales por intereses estratégicos o económicos. Un
problema añadido es que el Islam no está centralizado, jerarquizado, una cadena de mando al que
obedecer. Hay enfrentamientos encarnizados entre ellos mismos y odios tribales
más fuertes que contra occidente. El quid de la cuestión está en la defensa de
los Derechos Humanos (y en ese sentido, viva la Revolución Francesa, que nos
trajo las libertades). El problema es que la educación yihadista, en países
como Pakistán, inculca verdades absolutas que no se pueden ni criticar, ni
cuestionar, y eso conduce a la intransigencia. Pero acabemos reconociendo que la historia de la humanidad
es un choque de civilizaciones; es la historia de un continuado intento de
penetración por parte de Oriente y el consiguiente continuado esfuerzo de Occidente
por impedirlo. Quizá sea eso.
En la segunda parte de
la sesión serenamos nuestras almas y elevamos nuestros espíritus para acceder
al estadio más elevado de la poesía, que nos había convocado hoy. Quedamos de
acuerdo en considerar al 27 en su más amplio espectro cronológico incluyendo
desde el padre espiritual de la generación Juan Ramón Jiménez, al más bisoño,
Miguel Hernández, aunque muchas antologías sean más restrictivas. Entendemos
que se dan en el grupo, incluso dentro de la producción de cada poeta, gran variedad
de formas, de temas y de conceptos, pero que les une una idea nueva de hacer
poesía en la que se trata de encontrar la belleza a través de la imagen,
quitando lo superfluo y tratando de alcanzar la poesía pura. Hay otra forma de
hacer que les caracteriza, distinta a la de la generación anterior.
Tempranamente ya lo apuntó León Felipe.
¿Qué
es poesía?
Deshaced
este verso.
Quitadles los caireles de la rima,
El metro, la cadencia
Y hasta la idea misma.
Aventad las palabras,
y si después de eso queda algo,
eso
será poesía.
Quitadles los caireles de la rima,
El metro, la cadencia
Y hasta la idea misma.
Aventad las palabras,
y si después de eso queda algo,
eso
será poesía.
Empieza Elena,
recitando a Luis Cernuda. Del “Temario
concertado”, lee el poema “Impresión
del destierro”. Elvira nos trae a Alberti con un poema dedicado
precisamente a Cernuda, así, lee “Aire de
luz buscado en Inglaterra”. Esperanza se acuerda del malogrado Federico
García Lorca, en su etapa de canto a los gitanos: “Prendimiento de Antoñito el Camborio en el camino de Sevilla”. Juan
nos retrotrae a Juan Ramón Jiménez, y lee un exquisito poema del libro “Olvidanzas”. Rafa se va a León Felipe y
recita un extenso, sesudo y sentido poema que sale de lo más profundo del alma
del autor: “¡Qué lástima!”. Carmela admira el “Toro”, de Vicente
Aleixandre, el toro libre y feliz de la dehesa, claro, dice ella. A Manuel le
atrae la idea de la muerte entendida como justa fatalidad, y así de Jorge
Guillén elige el poema que comienza: “Alguna
vez me angustia una tristeza…”. Pilar nos recuerda “Ahora sí”, de Jorge Guillén. Y acabamos con Miguel Hernández, en un poema que uno de sus biógrafos, Federico
Bravo Morata, considera “una de las más bellas poesías de toda la literatura
española de todos los tiempos”. Quizá sea exagerado, pero en cualquier caso
merece la pena traerla aquí hoy. Así, Ramón recita “Elegía”, dedicada al amigo del alma Ramón
Sijé, “muerto como del rayo” a la temprana edad de 22 años.
Sólo nos queda tiempo
ya para ponernos de acuerdo para las próximas citas. Por unanimidad desechamos
la “Trilogía de la Ocupación”, de Modiano. Así que dedicaremos la próxima
sesión a comentar, los capítulos del Quijote que hablan de los consejos a
Sancho para el buen gobierno de su Ínsula (Cap. 42, 43 y 44 de la II parte). Y
luego, a los que cuentan el propio gobierno (Cap. 45, 47 49, 51 y 53). Y para
la semana siguiente: “La invención de Morell”, de Byo Casares.
En Alicante, 12 de enero
de 2015Ramon Madrigal